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Diálogos con la historia (XII parte)

تاريخ: 

18/03/2011

مصدر: 

Periódico El Sol de México
DISCURSO DEL CAMARADA NIKITA JRUSCHOV
 
Nikita Jruschov y Fidel Castro.Tras la llegada de Fidel Castro a Moscú, la Plaza Roja se convierte en un hervidero. El líder cubano y Nikita Jruschov pasaron revista a la guardia de honor y atendieron las innumerables muestras de afecto y calurosos saludos que partían de todos los lugares de la plaza. En esta doceava entrega de esta serie de Diálogos con la Historia, Nikita Jruschov pronuncia unas palabras para Fidel Castro, para los amigos cubanos y para todos los presentes
 
* DISCURSO DEL CAMARADA NIKITA JRUSCHOV
 
Querido amigo y camarada Fidel Castro (clamorosos aplausos),
 
Queridos amigos cubanos (aplausos), queridos camaradas moscovitas (aplausos):
 
Nos hemos reunido hoy aquí, en la Plaza Roja, a fin de saludar de todo corazón, fraternalmente, al intrépido jefe de la revolución socialista cubana, a nuestro gran amigo Fidel Castro y a sus compañeros de combate, llegados con él. (Clamorosos aplausos).
 
Al saludar a los mensajeros de la primera revolución socialista en el continente americano, expresamos nuestra admiración ante la valentía y firmeza del pueblo cubano, ante su elevado espíritu revolucionario. (Clamorosos aplausos).
 
Nos es particularmente grato saludarles en la capital de nuestra Patria, Moscú, en su histórica Plaza Roja. Los pueblos del mundo entero consideran con razón a la Plaza Roja como el símbolo del socialismo victorioso, como el símbolo de la fraternidad universal de los hombres del trabajo. (Aplausos).
 
A la Plaza Roja están vinculados muchos grandes acontecimientos de la historia de la vida y la lucha de nuestro pueblo, la actividad del genial jefe de la Revolución de Octubre, Vladímir Ilich Lenin. Expresándolo con palabras de Maiakovski, ¡aquí cada piedra a Lenin conoce!
 
La Plaza Roja recuerda el fragor de los combates de Octubre contra los capitalistas y terratenientes. Escuchó inspirados discursos de Lenin, cuando señalaba al pueblo laborioso el camino de la libertad y la dicha. Desde aquí, camarada Fidel, desde la Plaza Roja, en los duros años de la Guerra Civil, nuestro pueblo, el gran Lenin, despedían a los regimientos de soldados de la Guardia Roja que iban a la lucha contra los contrarrevolucionarios e intervencionistas extranjeros.
 
Las vetustas murallas del Kremlin fueron testigo del histórico Desfile de la Victoria sobre el peor enemigo de la humanidad, el fascismo alemán.
 
Aquí conmemoramos anualmente las grandes fiestas revolucionarias del 7 de Noviembre y del 1° de Mayo.
 
¡En la plaza Roja hemos recibido a los héroes del Cosmos!
 
Hoy, en esta misma plaza, ¡recibimos al héroe nacional de la Cuba revolucionaria y enviamos un saludo de combate al heroico pueblo de Cuba, nuestro hermano y compañero de lucha! (Clamorosos y prolongados aplausos).
 
Al pueblo soviético, que pasó por el fuego de encarnizados combates de clase, que conoció la alegría de la creación de un nuevo régimen social, le son no sólo íntimos y comprensibles, sino infinitamente entrañables, la gloriosa Revolución Cubana y las históricas conquistas de los trabajadores de Cuba.
 
La Revolución Cubana es una revolución auténticamente popular. Ha incorporado a las más amplias masas populares a la creación histórica consciente. Es una revolución de los trabajadores y para los trabajadores.
 
En el transcurso de la revolución se han realizado, en breve espacio de tiempo, transformaciones sociales y políticas que han hecho a los trabajadores de Cuba dueños absolutos de su país. (Aplausos). La tierra, el subsuelo, fábricas, compañías y bancos, los palacios de los ricos y las playas se han convertido en patrimonio de los trabajadores. Recordamos cómo decenas de miles de jóvenes soldados de la cultura fueron a las montañas y a las lejanas aldeas para enseñar a las gentes a leer y a escribir. Los soviéticos nos alegramos de que, en tan breve plazo, hayan efectuado ustedes la revolución cultural. Cuba ha pasado a ser el primer país latinoamericano libre del analfabetismo y ante las masas populares se han abierto, de par en par, las puertas que dan acceso a los tesoros de la ciencia y la cultura. (Aplausos).
 
Los propios trabajadores y campesinos dirigen ahora todos los asuntos de su Estado. La voluntad y la razón del pueblo cubano, todas sus energías están concentradas en un solo objetivo: defender, consolidar y desarrollar las conquistas revolucionarias, llevar la causa del socialismo hasta el final victorioso.
 
Los soviéticos saben bien, por propia experiencia, que los explotadores no se retiran de la escena histórica sin lucha. Recurren a los más pérfidos medios para volver a esclavizar a los pueblos. Pero sabemos que es invencible un pueblo que se ha lanzado a la lucha en aras de la libertad y la dicha y ha inscrito en sus banderas la valerosa divisa: "¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!". (Clamorosos aplausos). Los imperialistas no son capaces de quebrantar la voluntad de los patriotas cubanos, que han jurado mantener y defender las conquistas de su revolución.
 
La heroica Cuba no está sola en su lucha. A su lado están las simpatías y el apoyo de la Unión Soviética, de todos los países de la comunidad socialista y de las fuerzas progresistas del globo terráqueo. Cuantos aman la causa de la paz y del progreso social, elevan hoy su voz en defensa de la heroica Isla de la Libertad y exigen categóricamente: "¡Fuera las manos de la Cuba revolucionaria!" (Clamorosos, prolongados aplausos).
 
La Cuba revolucionaria es un faro que indica a todos los pueblos de la América Latina el camino hacia el progreso, la libertad y la felicidad. Por ello, los imperialistas luchan tan furiosamente contra la Revolución Cubana.
 
Los imperialistas norteamericanos manifiestan que Cuba amenaza la seguridad de los EE.UU. Pero todas las personas honradas de la Tierra saben perfectamente que la Cuba libre no amenaza a nadie. El pueblo cubano quiere vivir en paz y amistad con todos los pueblos de la Tierra. La verdad consiste en que no es Cuba la que amenaza a los Estados Unidos de América, sino que son los círculos imperialistas de los EE.UU. los que tratan de arrebatar al pueblo cubano sus conquistas revolucionarias.
 
Hace cien años, en la época de Marx y Engels, el fantasma del comunismo recorría Europa, llevando el espanto a los burgueses y a los terratenientes. Desde entonces, el comunismo ha conquistado las mentes y los corazones de millones de trabajadores en todos los continentes de nuestro planeta. Y no sólo en forma de ideas, sino en la realidad viva de la Unión Soviética y de otros países socialistas, en la viva realidad de Cuba, surge ante los pueblos del mundo el futuro luminoso de toda la humanidad. (Prolongados aplausos). El socialismo obtiene una victoria tras otra. Bajo sus banderas marchan más de 1,000 millones de personas en los países de Europa, Asia y América. Ejerce una influencia cada vez más decisiva en todo el transcurso del desarrollo mundial.
 
Querido camarada Fidel: nos alegramos sinceramente de su llegada a la Unión Soviética y estamos dispuestos, de todo corazón, a enseñarle nuestro país. Los soviéticos compartirán con usted, como hermanos entrañables, la rica experiencia de la edificación socialista que ha acumulado nuestro pueblo a lo largo de casi medio siglo de historia del Estado Soviético. Vea nuestro país, conozca la vida de los soviéticos y se convencerá de que las grandes directrices de Lenin cobran cuerpo, cada vez más plena y ampliamente, en el abnegado trabajo del pueblo soviético. (Aplausos).
 
Todos los años, en el mes de abril, los soviéticos, toda la humanidad progresista, conmemoran el aniversario del nacimiento del fundador de nuestro Partido y del Primer Estado Socialista del mundo, Vladímir Ilich Lenin. (Prolongados aplausos). Al conmemorar esta fecha, querida para todos nosotros, hacemos a modo de un balance, ante nuestro jefe y maestro, de los años que llevamos viviendo sin él y de las obras que realizamos cumpliendo sus preceptos.
 
Lenin nos enseñó a los comunistas soviéticos que el poder obrero y campesino unido al más amplio desarrollo de las fuerzas productivas, a base de los novísimos adelantos de la ciencia y la técnica, constituye la palanca poderosa mediante la cual se pudo colocar entre los países más avanzados, incluso a un país tan atrasado en su desarrollo económico como era la Rusia zarista.
 
Durante los cuarenta años vividos sin Lenin nuestro Partido ha conducido firmemente a los obreros y campesinos del País de los Soviets por el camino de las grandes hazañas laborales en aras de una vida mejor. De año en año, los soviéticos alcanzan nuevas y más difíciles metas laborales, acercándose a su ansiado objetivo: el comunismo. (Prolongados aplausos).
 
Como gloriosos jalones de este camino, brillan las luces de las centrales eléctricas construidas por nosotros. Comenzamos por Voljovstrói, central eléctrica de una potencia de 50,000 kw, que entonces les parecía a los soviéticos una maravilla de la técnica y del pensamiento científico. Esta central se construyó durante casi diez años. Ahora el pueblo soviético, también en diez años, ha sabido poner al servicio del socialismo la energía del Volga, el Dniéper, el Irtish y el Angará; ha domeñado al Yeniséi, uno de los más caudalosos ríos del mundo.
 
La potencia de las centrales eléctricas en estos ríos es de decenas de millones de kilovatios. Y ahora esto no sorprende ya a nadie. Al parecer nos hemos acostumbrado a ello y en el mundo entero se considera, con razón, que el pueblo soviético es capaz de hacerlo todo, ya que sus fuerzas son inagotables. (Prolongados aplausos).
 
Comenzamos con el arado de madera y actualmente hemos puesto al servicio del hombre la fuerza mágica del átomo. Recordamos la alegría que experimentó Vladímir Ilich Lenin cuando vio volar sobre la Plaza Roja el primer avión soviético. En nuestros días, el hombre soviético, con la fuerza de su razón, de su voluntad, talento y trabajo, ha vencido la gravitación terrestre y se ha lanzado al Cosmos por primera vez en el mundo. (Aplausos). En las inabarcables extensiones del País Soviético van quedando cada vez menos lugares donde no se oiga el sonoro rumor de las obras en construcción, donde no se erijan las más modernas empresas, centrales eléctricas, sovjoses y ciudades.
 
Pero nosotros, los comunistas, hombres de pensamiento realista, sabemos y no olvidamos que tenemos todavía tareas por resolver. Y trabajamos tesoneramente para seguir aumentando el poderío económico de la Patria y elevando el nivel de vida del pueblo soviético.
 
Verán ustedes, queridos amigos cubanos, que se modifica no sólo la fisonomía de nuestra Patria; se está formando también una generación de hombres de nueva contextura, comunista. El comunismo es la obra revolucionaria de millones de personas, que transforman no sólo la paz de nuestra tierra, sino todo el régimen de la vida social. El comunismo es la ideología marxista-leninista, la más revolucionaria. (Prolongados aplausos).
 
El comunismo encarna todo lo mejor que ha creado el género humano a lo largo de toda su historia. Podemos decir con orgullo: todo aquello con lo que soñaron los grandes revolucionarios del pasado, con lo que soñó nuestro querido Ilich, se convierte ahora en realidad. (Prolongados aplausos).
 
Queridos hermanos cubanos: les recibimos en vísperas del Primero de Mayo, fiesta de la solidaridad internacional de los trabajadores. Los sentimientos de alegría que nos causa esta fiesta son mayores porque va a celebrarla con nosotros nuestro amigo y camarada Fidel, jefe y héroe nacional del pueblo cubano, dirigente de su Partido marxista-leninista. (Clamorosos aplausos).
 
La amistad de los pueblos soviético y cubano es una brillante expresión de solidaridad proletaria internacional, que tan necesaria es a los trabajadores para la lucha con éxito contra el capital, para la lucha por la edificación del socialismo. En nuestra época, el llamamiento de combate de los comunistas "¡Proletarios de todos los países, uníos!" resuena con especial fuerza, porque el frente de lucha contra el imperialismo se hace cada vez más amplio, abarcando a todos los países y continentes. (Prolongados aplausos).
 
El pueblo soviético, educado por el Partido leninista en el espíritu del internacionalismo proletario, presta ayuda fraternal a todos los pueblos que luchan por su libertad e independencia, a los jóvenes Estados independientes de Asia, África y América Latina.
 
Los soviéticos se sienten orgullosos de haber mantenido siempre en alto, a lo largo de toda la historia del Poder Soviético, la roja bandera de la solidaridad proletaria.
 
Querido camarada Fidel:
 
Desde Moscú hasta La Habana hay casi 11,000 kilómetros. Es una gran distancia. Pero la Cuba revolucionaria nos es cercana y entrañable. (Prolongados aplausos). En los alarmantes días de octubre del año pasado, cuando amenazaba a Cuba la agresión imperialista, todo el pueblo soviético estuvo con ustedes. Saludamos el heroísmo manifestado por el pueblo cubano. Aprobamos y seguimos aprobando por completo los cinco puntos propuestos por el Gobierno Revolucionario de Cuba para normalizar la situación en esta zona, excluir un conflicto militar y evitar que se desencadene la guerra. (Prolongados aplausos).
 
Pueden estar seguros, queridos amigos, de que el pueblo soviético estará siempre al lado, hombro a hombro con el pueblo cubano en su justa y noble lucha por garantizar su independencia, por la realización de los ideales socialistas. (Clamorosos aplausos).
 
Camaradas: vivimos en una buena época, la época del triunfo cada vez mayor de las ideas del comunismo. Nuestra gran causa avanza a pasos de gigante. El imperialismo se estremece bajo los duros golpes que le asestan los crecientes éxitos del socialismo. Ante nuestros ojos, cambia más y más a favor del socialismo, la situación en el mundo. El futuro pertenece al nuevo régimen social, a los hombres del mundo nuevo, del mundo comunista. (Prolongados aplausos).
 
Reciban, queridos hermanos cubanos, un cordial saludo de todos los soviéticos para el heroico pueblo de Cuba, cuya proeza revolucionaria resplandecerá eternamente en los anales de la lucha de los pueblos por la libertad, la dicha, la democracia y el socialismo. (Clamorosos aplausos).
 
¡Que ondee eternamente y con orgullo la bandera de la libertad y el socialismo sobre la heroica Cuba! (Clamorosos aplausos).
 
¡Que se fortalezca y desarrolle la inquebrantable y fraternal amistad y la colaboración de los pueblos soviético y cubano! (Clamorosos y prolongados aplausos. Gritos "¡Hurra!").
 
¡Viva la gran comunidad de los países socialistas! (Clamorosos aplausos).
 
¡Viva la paz en el mundo entero! (Clamorosos aplausos).
 
¡Viva el marxismo-leninismo! (Clamorosos aplausos).
 
¡Viva las nuevas victorias del socialismo y del comunismo! (Clamorosos aplausos).
 
¡Viva Cuba! (Clamorosos y prolongados aplausos. Gritos: "¡Hurra!", "¡Viva Cuba!", "¡Amistad!, ¡Amistad!, ¡Amistad!").
 
* * *
 
Otra vez atruenan la plaza los aplausos y otra vez se escuchan vítores.
 
Para comenzar su discurso, Fidel Castro tiene que aguardar un buen rato a que cesen los gritos de "¡Cuba! ¡Cuba!", "¡Fidel! ¡Fidel!" que recorren las filas de los moscovitas.