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Natural poder de convicción

Conocí a Fidel Castro en la Sierra Maestra donde acudí a entrevistarlo.

Lo vi jugándose su vida diariamente y sufriendo las terribles condiciones de vida de la montaña. Su merito está en propiciar esa modificación del planteo inicial – un joven dirigente valeroso y casi solo, llamando al levantamiento- y en haber estimulado a toda una joven generación cubana a asumir responsabilidades y considerar los episodios heroicos del ataque al Cuartel Moncada o del desembarco del Granma como simples puntos de partida para una radical transformación del país.

Con una barba que añade varios años al semblante juvenil y su natural corpulencia aumentada por tricotas y camisas de abrigo, da a primera vista la impresión de un hombre ganado por la tosquedad de la vida en la Sierra pero apenas se cala sus lentes de montura de carey, medita un momento y comienza a hablar con su voz suave, en su lentitud de movimiento y en la tranquilidad de su tono se traslucen a cada rato inflexiones ardientes y un natural poder de convicción.

Fidel posee en alto grado esa intuición que sólo se da en algunos políticos y les permite advertir en pocos momentos la actitud intima de sus interlocutores.

Source: 

"Sierra Maestra y otros reportajes", Ediciones Tauro, Uruguay
30/11/1966