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Diálogos con la historia (IX Parte)

Дата: 

15/03/2011

Источник: 

Periódico El Sol de México
*Reportaje desde el avión «TU-114»

Son las 6.50 de la mañana, hora de Cuba. El potente «TU-114» despega de la pista del aeródromo de La Habana, da una vuelta sobre la capital de Cuba y toma rumbo al Norte.

Así empieza el vuelo de La Habana a la Unión Soviética, en un avión trasatlántico de la línea soviética, del camarada Fidel Castro, Primer Secretario de la Dirección Nacional del Partido Unido de la Revolución Socialista y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario de la República de Cuba. Los participantes de ese vuelo no pierden el magnífico humor ni un minuto de las doce horas que dura el viaje de la capital de Cuba a Múrmansk.

-Este avión «TU- 114» es un verdadero tren de pasajeros -resume Fidel Castro sus impresiones del «TU- 114». Aquí hay de todo, lo único que falta es la piscina.

Durante el viaje Fidel Castro juega con pasión al ajedrez. Al comenzar el vuelo pide al radiotelegrafista que se entere, si es posible, del resultado de los equipos de baloncesto de Cuba y los EE.UU., celebrado en Brasil el 26 de abril en los Juegos Panamericanos. Fidel Castro y los miembros de la Dirección Nacional del Partido Unido de la Revolución Socialista, Emilio Aragonés, Sergio del Valle y otros acompañantes del Primer Ministro de Cuba se enteran con alegría de que ha ganado el equipo cubano.

El vuelo del avión de línea soviética de La Habana a Múrmansk transcurre a la altura de unos 9,000 metros y a la velocidad de 760 a 800 Kilómetros por hora. El tiempo es espléndido. Sólo en la zona comprendida entre Groenlandia e Islandia la nave aérea atravesó un pequeño ciclón.

Poco antes de cruzar la frontera soviética, Fidel Castro charla con el enviado especial de la Agencia TASS:

A pesar de que este viaje a la Unión Soviética ha durado doce horas me ha parecido corto. En esta maravillosa aeronave he visto cosas interesantísimas. El viaje no ha podido parecerme largo porque todos los miembros de la tripulación y sobre todo el jefe del avión, han tenido extraordinarias gentilezas con nosotros.

A medida que nos avecinamos a la tierra soviética -prosigue Fidel Castro- me siento cada vez más emocionado. La emoción se apodera de todos nosotros. Todos nosotros, los cubanos, estamos viviendo minutos inolvidables y particularmente yo, que, por primera vez, tengo oportunidad de visitar la Unión Soviética, de conocer al pueblo soviético y sus grandes realizaciones.

Estamos ya a miles de kilómetros de Cuba. A medida que nos acercamos a la Unión Soviética yo siento lo fuertes e indestructibles que son los lazos que unen a nuestros dos países. Estos lazos son cada vez más fuertes y verdaderamente fraternales.

... En el momento de cruzar la frontera soviética, Fidel Castro envía desde el avión un telegrama de saludo al Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética y Presidente del Consejo de Ministros de la URSS, camarada N. Jruschov.

N. CHIGUIR

(Enviado especial de TASS.)

La Habana-Múrmansk

A bordo del avión «TU-114»



M U R M A N S K

CORDIAL RECIBIMIENTO EN LA TIERRA SOVIÉTICA

MURMANSK, 27 de abril. (Enviados especiales de «Pravda»). Los trabajadores de Múrmansk, capital de la zona polar soviética, han tenido el gran honor de ser los primeros en recibir al camarada Fidel Castro Ruz, líder del pueblo cubano, Primer Ministro del Gobierno Revolucionario de la República de Cuba y Primer Secretario de la Dirección Nacional del Partido Unido de la Revolución Socialista, llegado a la Unión Soviética por invitación del camarada Nikita Jruschov, Presidente del Consejo de Ministros de la URSS.

El potente «TU-114» emerge de la niebla, rodando la pista de hormigón. Estallan los aplausos, dominando la música de la banda. Los embates del viento agitan las banderas hermanadas de la Unión Soviética y de la República de Cuba.

En la escala aparece el hombre alto, enérgico y barbudo cuyo viril semblante conoce el mundo entero.

Ha comenzado la visita del camarada Fidel Castro Ruz a la Unión Soviética. Vienen con él Emilio Aragonés Navarro, Secretario de la Dirección Nacional del Partido Unido de la Revolución Socialista para las cuestiones de organización; Sergio del Valle Jiménez, miembro de la Dirección Nacional del Partido Unido de la Revolución Socialista, Viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba; Guillermo García Frías, de la Dirección Nacional del Partido Unido de la Revolución Socialista, Comandante del Ejército Revolucionario Occidental de Cuba; Raúl Curbelo Morales, de la Dirección Nacional del Partido Unido de la Revolución Socialista, Comandante de las Fuerzas Aéreas Revolucionarias de Cuba; Regino Boti León, Ministro de Economía de Cuba; Raúl León Torras, Primer Viceministro de Comercio Exterior de Cuba; José Abrahntes Fernández, Viceministro del Interior de Cuba; el Comandante Dermidio Escalona Alonso, el Comandante René Vallejo Ortiz y otros amigos cubanos. Acompaña al Primer Ministro A. Alexéiev, Embajador de la Unión Soviética en la República de Cuba.

Reciben a los queridos huéspedes Anastás Mikoyán, miembro del Presidium del Comité Central del PCUS y Primer Vicepresidente del Consejo de Ministros de la URSS, así como A. Ishkov, Ministro de la URSS; V. Kuznetsov, Viceministro de Relaciones Exteriores; el Almirante S. Gorshkov, Comandante en Jefe de la Flota de la URSS; G. Denísov, Primer Secretario del Comité Regional del PCUS de Múrmansk; N. Konoválov, Presidente del Comité Ejecutivo Regional de Múrmansk, y otras personas.

Anastás Mikoyán abraza afectuosamente y saluda a Fidel Castro. El Primer Ministro de la República de Cuba y las personas que le acompañan saludan cordialmente a los que los reciben.

El Jefe de la Guardia de Honor se pone a las órdenes del distinguido huésped. Resuenan los himnos de la República de Cuba y de la Unión Soviética.

Fidel Castro se aproxima al Comandante de la nave que le ha traído, el Héroe del Trabajo Socialista, A. Vitkoski, le abraza con fuerza y le da las más expresivas gracias por el vuelo brillantemente realizado.

Los huéspedes toman asiento en los en los automóviles que les conducen hasta el tren especial. Durante el camino se entabla una animada conversación.

El tren se detiene en la estación de Múrmansk. Fidel Castro, Anastás Mikoyán y las personas que les acompañan salen a la plaza de la estación. Son acogidos por clamorosas ovaciones.

Un mar humano llena no sólo la plaza, sino también las calles adyacentes. En todas partes ondean las banderas y los vistosos carteles en español y ruso ensalzando la amistad inquebrantable de los pueblos de Cuba y la URSS. Dominan la plaza unos saludos: «¡Bienvenidos queridos amigos cubanos!», «¡Viva la República de Cuba!», «¡Un ardiente saludo al camarada Fidel Castro, valeroso luchador por la libertad y la dicha del pueblo cubano!». En las fachadas hay retratos de Fidel Castro y de Nikita Jruschov.

Comienza el mitin que abre N. Konoválov, Presidente del Comité Ejecutivo regional de Múrmansk. Resuenan los himnos de la República de Cuba y de la Unión Soviética. G. Denísov, Primer Secretario del Comité Regional del Partido de Múrmansk, dirige unas palabras de saludo a los queridos huéspedes cubanos. Dice:

Le saludamos calurosamente, camarada Fidel, héroe popular, gran amigo de la Unión Soviética. Para nosotros, los soviéticos, su visita es una fiesta grande y jubilosa.

Se concede la palabra al camarada Fidel Castro. Los aplausos estallan como una poderosa salva y resuenan los vítores y los saludos.

* DISCURSO DEL CAMARADA FIDEL CASTRO

Queridos amigos Anastás Mikoyán y representantes del Comité Central del Partido y del Comité Regional del Partido, queridos trabajadores de Múrmansk: nuestro viaje a la Unión Soviética ha comenzado por esta ciudad.

Sobre esta ciudad nosotros habíamos oído hablar mucho, sobre su historia, sobre sus méritos, sobre sus grandes sacrificios realizados durante la Gran Guerra Patria, pero sinceramente estaba muy lejos de imaginar nunca que iba a ser precisamente por aquí, que tuviera la gran oportunidad y gran honor de comenzar a conocer este gran país. Y voy a decir sinceramente lo que siento de todo corazón, como lo ha hecho el Secretario del Comité Regional, con las palabras con que nos recibió.

Yo siento, desde luego, no hablar el idioma de ustedes, aunque Nicolás (el traductor -nota de la redacción) me ayuda extraordinariamente a expresarme. Hemos encontrado una temperatura a la que no estamos acostumbrados, por fuera mucho frío, pero en los corazones mucho calor.

Y ese calor lo hemos sentido todos los cubanos que hemos llegado.

Nos hablaron de un mitin con los trabajadores. Nos imaginábamos algunos cientos o tal vez miles de trabajadores en un día como hoy y, sin embargo, nos hemos encontrado un gran mitin de decenas de miles de trabajadores. Nos han dicho que esta ciudad tiene algo más de doscientos mil habitantes, pues bien, recibimos la impresión de que todo Múrmansk está aquí presente. Eso es para nosotros muy impresionante. Es como si los brazos de toda la Unión Soviética se hubiesen abierto aquí simbólicamente para recibirnos. No puede haber palabras que expresen mejor que este hecho mismo el gran cariño y la solidaridad del pueblo de la URSS hacia nuestra Revolución.

El compañero Secretario del Comité Regional habló de la distancia geográfica, pero no de la cercanía espiritual entre nuestros dos pueblos y de eso ha tenido nuestro país numerosas pruebas.

Hay cosas que nos enseñan en la vida más que nada, más que lo que hemos leído en los libros. Y es la vida misma, la realidad. Y nosotros que habíamos leído y oído mucho acerca de los principios revolucionarios que orientan la vida del pueblo soviético, basados en las ideas de Marx, Engels y Lenin. Nosotros que habíamos oído y leído mucho acerca del internacionalismo proletario, nosotros hemos tenido la oportunidad de aprender en la realidad de nuestra vida, la de nuestro pueblo y la de nuestra Revolución, qué es el internacionalismo proletario, cómo practican el partido y el pueblo soviético el internacionalismo y la solidaridad proletaria y esa es una de las hermosas lecciones que hemos recibido también en el día de hoy.

Les doy las gracias en nombre de nuestro pueblo. Nuestro pueblo recibirá con júbilo y con orgullo las noticias de este día y de este acto, de este calor y de esta solidaridad.

Ardo en deseos ahora de conocer vuestras industrias, vuestra vida. Sabemos que ésta es una ciudad en pleno desarrollo, en pleno progreso. Nos han dicho que no hay palmeras, que no es tierra de mucho sol, pero que hoy hemos tenido sol y además, aquí, donde la naturaleza es extraña y bella para nosotros, que no conocemos la nieve, nos ha parecido hermosa esta naturaleza, nos ha parecido fuerte esta naturaleza. Pero hay algo que hemos sentido y es la lucha del hombre con la naturaleza, el trabajo abnegado y duro del pueblo de esta región de la URSS.

Y si la naturaleza nos ha impresionado, aún nos ha impresionado más el carácter y el espíritu de los hombres y mujeres que aquí viven. Este recuerdo yo puedo asegurarles que no olvidaremos nunca, que siempre lo llevaremos en nuestros corazones como uno de los días más emocionantes de nuestra vida.

Trabajadores de Múrmansk; una vez más, en nombre de nuestro pueblo, les doy las gracias y permítaseme clamar de todo corazón:

¡Vivan los trabajadores de Múrmansk! ¡Viva la amistad entre los pueblos de Cuba y de la URSS!

Y permítaseme repetir aquí lo que siempre hemos dicho en nuestra Patria y lo que dicen hoy todos los cubanos como expresión de su convicción y de su fe en el triunfo de nuestra causa:

¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!

* * *

Las últimas palabras del primer Ministro de la República de Cuba son apagadas por una tempestad de aplausos. Millares de personas gritan acompasadamente:

«¡Viva Cuba! ¡Viva Fidel! ¡Viva Cuba!»

Ha terminado el mitin. Pero todavía se extiende mucho tiempo sobre la plaza el eco de vítores.

La hilera de automóviles avanza lentamente por las calles. Toda la población de la ciudad, desde los niños hasta los ancianos, ha salido a recibir al querido huésped. La gente agita banderitas y enarbola carteles y retratos de Fidel Castro. Los gritos de «¡Hurra!» siguen a los coches en oleadas.

Los visitantes están en territorio del puerto pesquero de Múrmansk. Saludan a los obreros y los marineros que acuden a recibirles. Fidel Castro y Anastás Mikoyán recorren los talleres uno tras otro.

Fidel Castro sube a bordo del Stereguschi, remolcador marítimo de salvamento. El capitán del barco, F. Skrebtsov, se pone a las órdenes del huésped de honor. El Stereguschi suelta amarras y atraviesa el Golfo de Kola, por delante de los barcos mercantes y pesqueros empavesados.

El Stereguschi aborda el rompehielos atómico Lenin, barco almirante de la flota del Ártico. Fidel Castro admira el gigante marino. A bordo del rompehielos atómico, los invitados visitan la nave. Hablando con B. Sokolov, Capitán del rompehielos, Fidel Castro hace preguntas sobre las condiciones de navegación en el Ártico y sobre las posibilidades de la nave atómica.