Fidel está en la ONU
Cuando este miércoles Cuba alce su voz en el plenario de las Naciones Unidas, quizás pocas naciones como la nuestra, tengan tantos motivos para sentirse orgullosa de la resistencia de su gente, la mayoría nacida bajo los efectos de la política genocida de Estados Unidos hacia Cuba.
Será un día memorable, no solo porque a Cuba se respeta, sino porque además se cumplirán 58 años del primer discurso de Fidel en la ONU, que marcó un hito importante, y reflejó al mundo los caminos por donde comenzaba a transitar la Revolución que reivindicaría el esfuerzo de millones de cubanos que en diferentes etapas lucharon para alcanzar nuestra definitiva independencia.
En aquella ocasión Fidel entró a la sala con su típico traje Verde Olivo, y ya en el podio pronunció frases que marcaron huellas que no se olvidan, e incluso ahora tienen plena vigencia:
¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra!
¿Alguien duda que esta sentencia aún haya dejado de tener sentido?
De aquel día se recuerda el comienzo de su discurso exactamente a las 2 y 57 minutos de la tarde. Fidel poco a poco fue estremeciendo el lugar, sentenciaba una y otra vez los males del mundo de aquel momento, como fotografía del tiempo que le tocaba vivir; y en medio de eso la defensa a Cuba, vibrante, segura, valiente.
Fidel abordó los problemas de nuestro país, pero después ocupó tiempo para exponer asuntos que preocupaban a otros pueblos del mundo, en especial la paz, y dijo:
Las guerras, desde el principio de la humanidad, han surgido, fundamentalmente, por una razón: el deseo de unos de despojar a otros de sus riquezas
Durante casi seis horas el líder de la Revolución mostraba además lo que sería el mayor desafío hoy para la Humanidad: lograr la paz, un mundo mejor que siempre soñó fuera posible:
No presentarnos siempre a los pueblos subdesarrollados como agresores, a los revolucionarios como agresores, como enemigos del pueblo norteamericano
Fue una intervención histórica. Fidel como siempre, en el propio corazón de las Naciones Unidas, definió en su discurso, hacia dónde debían encaminarse los esfuerzos del organismo internacional, denunciaría las acciones del gobierno de Estados Unidos contra Cuba y fijaría la posición de nuestro país, solo unos meses después del triunfo revolucionario de 1959.
Cincuenta y ocho años después, un joven que en aquel momento nacía, emerge ahora como continuidad.
Fidel estará hoy en la sala de Naciones Unidas, quien lo duda. Y mientras estén sus llamados a la paz, a la solidaridad, y a luchar por un mundo mejor, así será.